Más
de 200.000 aves mueren cada año en el mar.
Atraídas por los cebos de pesca, las aves pueden quedar enredadas o
enganchadas accidentalmente (como muestra la foto) en los anzuelos
del palangre, el arte de pesca que más muertes de aves provoca en el
Mediterráneo.
Estas muertes
accidentales suponen casi la mitad de toda la mortalidad no natural
de aves en el mar; la otra mitad es
consecuencia de otras amenazas, como la contaminación, la degradación
del hábitat o la sobrexplotación pesquera.
Para tratar de paliar este problema, desde
hace dos años un equipo de biólogos y biólogas de nuestro proyecto
Zepamed trabaja en el mar con nuestros mejores aliados: los
pescadores. A bordo de sus barcos, hemos estado
recogiendo todos los datos sobre las distintas circunstancias en que
se producen las muertes accidentales y, partir de esa información, estamos
buscando soluciones conjuntamente.
En la conservación
de las aves, todos tenemos un papel fundamental y nada de esto sería
posible sin el apoyo de nuestros socios.
La realidad es que
se trata de un cuestión urgente.
Si no hacemos algo ahora, una de las aves más emblemáticas del
Mediterráneo, la pardela balear, corre
peligro. Se trata del ave marina más amenazada del continente
europeo: apenas viven 3.000 parejas que se reproducen exclusivamente
en las Islas Baleares, y en ninguna otra parte del
mundo. De seguir al ritmo de declive actual, se extinguiría en poco
más de medio siglo.
En SEO/BirdLife creemos firmemente que alcanzar
un desarrollo sostenible en cualquier actividad productiva, en este
caso la pesca, es el único camino que garantiza el futuro de nuestro
entorno y de su biodiversidad.
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